Ilusiones

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[Editorial de Revista Latido, "Ilusiones" Diciembre 2001 #30 ]


La varita
Se siente su presencia; lanza un ronroneo que persiste obstinadamente.
Es como un motor que cada uno tiene adentro y que fabrica futuros –planes, ideas, absurdos, crecimientos–. Y que se empeña en no bajar su velocidad de trabajo así le queden, apenas, unas gotas de combustible.
Algunos la sitúan en el cerebro, allí, cerca de los ojos, para poder ver todo lo que pasa.
Otros, al costado del corazón, para saber qué sentimos.
Quizás ambas teorías estén en lo cierto: si se desmenuza un sueño, encontramos grageas de emotividad y alguna dosis de razón.
Juntas se animan a buscar la salida del laberinto: no hay traza demasiado complicada ni monstruo con fauces hambrientas que pueda impedirlo. Por eso esta noche,
cuando tomes una copa de vino,o mañana, cuando abras los ojos, dejate llevar por el deseo.
Ahí va a aparecer la magia que no te animás a pensar en voz alta. No temas.
Abrile la puerta, es la ilusión.

Enero para leer

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[Editorial de Revista Latido, "Amores de verano" Enero 2001 #19 ]


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 La aventura
Que el calor aviva las pasiones –aseguran– es algo probado. Quizá por eso el verano se asemeja a una lámpara de Aladino a la que le exigimos cumplir con deseos que supimos postergar. No importa si ese encuentro tórrido nos desnuda en plena ciudad o si se trata del ya conservador romance en una playa. Importa, sí, estar convencido de que el sol enardece las hormonas y nos empuja a desprejuicios furtivos que se han construido mentalmente el resto del año.

A esta idea –tan artificial como muchas– decidimos rendirle honor durante los días calcinantes que nos esperan. ¿Por qué lo hacemos? Porque a veces a todos nos gusta barnizarnos con fantasías. Si bien hay algunas más serias o menos esquemáticas, todos –seamos honestos– en algún momento de nuestra vida soñamos con ese amor que nos abrirá los sentidos a una dimensión arrolladora. Impulsiva. Exagerada. Algunos dirán que de poco vale tanta adrenalina si se agota en un día. A lo mejor. A lo mejor no, y perdura. Sea uno u otro tu caso, permití que este número reviva esas sensaciones que te atravesaron en algún verano. O esas otras que –aceptalo, estamos en enero– te pueden sorprender en cualquier momento.